Contar con una terraza
es un pequeño lujo asequible que convierte cualquier casa en la envidia de los
vecinos. Para disfrutarla al máximo, necesitarás un toldo que
te ofrezca intimidad, sombra y ¿por qué no? ahorro de energía.
Dependiendo del
espacio del que dispongas, podrás escoger un tipo de toldo u otro. La opción más discreta es el toldo cofre o semicofre:
al recogerse, los brazos, la tela y el mecanismo quedan totalmente ocultos y
protegidos. En el caso de los toldos de brazo invisible, los brazos
se sitúan bajo la tela, quedando ocultos en posición extendida, aunque el
perfil y la tela son visibles cuando queda recogido. El toldo de punto
recto es un sistema tradicional, especialmente indicado para ventanas,
con brazos laterales firmes. El toldo telón incorpora un
sistema de brazo que lo mantiene unido y ligeramente distanciado de la
barandilla del balcón, para mayor sujeción. En ocasiones, para las ventanas se
opta por una cortina enrollable exterior, discreta pero con
mayores prestaciones de protección solar que un estor interior.
Los toldos pérgola son la opción más sofisticada, creando un
ambiente propio en la terraza o jardín, protegido y con intimidad.
La protección solar
que proporciona cada tipo de toldo dependerá también de la tela escogida. En
este campo, se producen constantes mejoras tecnológicas, a tener en cuenta
además del factor diseño. Todos los tipos de toldo pueden
motorizarse (hoy en día más del 50% lo hace en Europa) y cada vez son más los
que vienen con un práctico mando a distancia.
Además de intimidad,
básicamente buscamos que los toldos nos protejan del sol. Para ello, lo más
práctico es instalar un sensor que acciona el toldo automáticamente en cuanto los rayos del sol empiezan a
ser fuertes. Esta función permite mantener fresco el interior de nuestra casa
sin necesidad de poner al máximo el aire acondicionado. De este modo, se ahorra
energía… y también dinero. La mayoría de de estos sensores incorporan también
la función viento o seguridad, que recoge de forma automática el toldo cuando
sopla viento fuerte. Así se evita que pueda salir volando y dañar a alguien y
también se protege tu inversión. Se trata de una de las funciones claves en la
instalación de un toldo de calidad, asegurando su fiabilidad y duración en el
tiempo.
¿Y qué pasa en
invierno? ¿Hora de cerrar el balcón y olvidarse de la terraza hasta que vuelva
a hacer buen tiempo? Para nada. Existen formas de hacer más agradable el
ambiente de la terraza sea cual sea la época del año o la hora del día. Se
pueden incorporar al toldo calefactores eléctricos, discretos, sin malos olores
y aprovechando la máximo toda la energía consumida para generar calor (92%,
frente al 30% de las estufas tradicionales). Muchos toldos integran
además luces, para disfrutar cómodamente de cenas agradables en la terraza.
Fabricantes como Somfy ofrecen la posibilidad de controlar en el
mismo mando a distancia el toldo, el calefactor y las luces, con un
solo botón, programando el escenario “cenar fuera”. Una “casi domótica”
sencilla, práctica y perfecta para estar cómodos en la terraza y no renunciar a
los pequeños placeres.